Una feria que se termina sin pena ni gloria, en la que Robleño, Castaño y Alberto Aguilar no consiguieron nada y dejaron patente un claro valor al toro difícil. La ganadería de Palha no resultó como esperaba
La última corrida de la Feria de Otoño, tuvo una ganadería
de la que corrió a cargo Palha, en la cual pudimos ver unos toros, no muy típicos
de esta ganadería. Toros peligrosos en los cuales cualquier intento por realizar
algún espectáculo con la muleta se iría rápidamente al garete.
A Fernando Robleño, que abría plaza, le tocó un primer
toro poco alegre, pero siempre pendiente de los movimientos del matador y
esperando cualquier duda para terminar antes de tiempo el festejo. En el cuarto
toro no mostró más que arrojo frente a su oponente, en el que con la muleta a pesar de
poner gran empeño no consiguió nada en claro.
El segundo y quinto toro de la tarde fue el sino de Javier
Castaño. Su primero, un jabonero, precioso, con un aspecto bravío y con
fuerza, que a la hora de la casta, nos dejó con un sabor a sosería. Aunque Javier
Castaño pusiese todo de su parte, los derechazos y naturales que no terminaron por
llamar la atención al toro. Recibió una fea voltereta y tuvo que ser trasladado a ala enfermería, sin mas gravedad que un
descosido en el traje, y un buen golpe.
Su segundo toro, en cuanto a fachada no se le parecía mucho
al primero, delgado, pero sin ninguna gracia ni soltura.
El último torero que completaba la terna era Alberto Aguilar. Al ver que de los toros solo se les podía sacar una desgracia, debido a que la única atención de los morlacos era topar, tuvo que dejar por imposible la corrido, aun poniendo mucho valor en el alvero.
Con esto y no precisamente un bizcocho, nos despedimos de la Feria de Otoño 2012.
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